Sunday, March 07, 2010

Transmigratione

Paloma vive en un castillo, con torreones y techos altísimos, y pizarras y lavabos a ras de suelo. Un castillo que tiene la esencia de liliput, de cuando fue una guardería.
Salgo del agua pececilla y transmigro hasta llegar a sus dependéncias, a discutir si es posible creer y crear en igualdad de condiciones la vida nómada, habiendo visto y trabajado con seres apatridas, que recorren fronteras y lugares sin más apego que el de seguir su camino. Y toda esa miseria que les acompaña en su viaje, especialmente a las mujeres y a las niñas, dominadas, abusadas, explotadas.
Ahora que no se bien bien quien soy, y mi vecino escorpión también cree que he transmutado en una especie de culebrilla (sin ofender, claro), yo land intento encontrar una tierra sin agujeros-bucle que te situen de golpe (y porrazo) a sensaciones del pasado. Impotencias olvidades que se visten para la ocasión en un Santiamen. Si perdí mi forma de amar (sigue siendo como entonces) la creencia estúpida de no ser digna de ser amada, y es que se ha de empezar el amor por uno mismo. Ya en su momento me sentí poca cosa para Hau, nunca llegué a creer que pudiera enamorarse de mi, y me dio miedo ese sentimiento que me atrapaba con él, dejarlo todo y ir adónde quiera que el estuviera, y me convencí que no era suficientemente buena. Hoy ese sentimiento me atrapa de nuevo, junto a los fantasmas de ego. Y ese juicio a cada movimiento, a cada palabra, acaban por volver a encerrarme en el silencio y me invalido para mostrar mi volunta: noo me gusta este lugar, quisiera estar un rato a solas charlando contigo... parece fàcil escribirlo y es un mundo desconocido para mi boca.
Quizá el petit escorpión vecino tenga razón, y es hora de ir soltando caparazón y transmigrar a otra forma de vivir en mi misma.
El amor cura, el amor protege y el amor te ayuda a crecer. Me adentro en el mar de mi sentir, buscando ese amor que tengo dentro y que va estar ahí, agazapado hasta que lo tome en mis brazos y hagamos las paces, y me sienta tranquila, al fin, conmigo misma mismamente.
La leona paloma me reta a buscar caminos como posibilidad y no como limitación, y yo, acepto el reto. Su hija, cabritilla dibuja sirenas y baila conmigo, y nos pegomas unas risas antes de ir a dormir. Buenas noches.

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